viernes, 28 de julio de 2017

SI PUDIERAS VERME AHORA - PETER STRAUB (RESEÑA)

SI PUDIERAS VERME AHORA (RESEÑA)

TÍTULO: Si Pudieras Verme Ahora
AUTOR: Peter Straub
TÍTULO ORIGINAL: If You Could See Me Now
GÉNERO: Policiaca, Terror paranormal
AÑO: 1977
PÁGINAS: 256


If you could see me now es una novela de terror sobrenatural escrita por Peter Straub. Fue publicada en 1977 y es considerada junto a Fantasmas, de lo mejor del autor. El libro es una mezcla de terror psicológico donde se mezcla lo sobrenatural con lo policiaco, pues el protagonista se verá envuelto entre una serie de asesinatos y su deseo por volver a ver a una persona que ha fallecido.

Peter Straub nos presenta el relato desgarrador de un hombre que ha tenido que soportar durante veinte años la pérdida de la única persona a la que ha amado. El regreso de este sujeto al lugar donde perdió al amor, una pequeña ciudad en la cual sus habitantes rehúyen a los extranjeros y únicamente confían en los suyos. Al llegar allí, las personas se encargarán de recordarle su pasado turbio, atormentándolo nuevamente. 

En esta novela Straub despliega su dote literario de una manera excepcional, nos describe cada situación de tal forma que podamos sentirla. Nos va presentando al protagonista poco a poco hasta que logramos conocerlo. Lo desarrolla de tal manera que, llega al punto donde nos preguntamos cómo es capaz de soportar tanta presión a su alrededor. 

¿DE QUÉ VA?

La historia nos la cuenta Miles Teagarden, un profesor de inglés viudo de treinta y tres años, quien a sus trece años tuvo la única conexión verdadera con una persona: su prima Alison Greening, de catorce años. Ese verano de 1955, Miles y Alison se prometieron que pasase lo que pasase, volverían a reunirse allí ese mismo día, pero veinte años después.

Ahora, veinte años después, Miles regresa a la pequeña ciudad rural de Arden, Wisconsin. Allí solía pasar sus vacaciones cuando era niño, pues en ese lugar vivía su abuela en una granja. Miles lucha por acabar su tesis doctoral y cree que un poco de aislamiento le ayudará a conseguirlo. Pero pronto descubrirá que esto simplemente ha sido una excusa, pues el pasado aún le persigue, reclamándole salir a flote.

Teagarden no ha tenido una vida feliz, y sus problemas personales parecen proceder del mismo lugar: su pasado. Las continuas peleas con su esposa, que incluían engaño carnal por parte de ella, y su reciente -y repentina- muerte, han contribuido a aumentar su infelicidad, por lo que el mezquino recibimiento que le dan los habitantes de Arden apenas llega, le sacan de sus casillas. Pero Miles sabe que, de cierto modo, el lugar le ayudará a su descubrimiento personal interior.

Miles le escribió a su primo Duane Updahl, quien heredó la casa de la abuela, para avisarle que iba a pasar allí unos días. Miles y Duane no tuvieron una infancia amistosa, pues este había pretendido siempre a Alison, pero creía que con el tiempo todo esto habría quedado en el pasado. Pero a Miles lo perseguía el pasado, así que, al poco tiempo de estar allí, el pasado adverso entre los dos regresó. Miles quedó estupefacto cuando se enteró que la hija de Duane se llamaba Alison, como su prima.

Alison Greening fue asesinada y violada veinte años atrás en circunstancias misteriosas mientras nadaba con Miles en una presa, por lo que toda la ciudad lo culpa de su muerte. Este es el pasado trágico que persigue a Miles: pero él la amaba y no hubiera podido hacer una cosa así, se sentía ligado a ella en cuerpo y alma. Cabe mencionar que, tanto Alison Greening, como Miles Teagarden, eran consideradas personas malditas por las personas del pueblo, ya que eran raros y muy distintos a ellos.

Teagarden también sufre de “alucinaciones olfativas”, por lo que cada vez que habla con una persona puede percibir un olor característico, el cual va desde el olor a sangre o agua, hasta el olor a pólvora. Al estar en Arden, comienza a percibir distintos olores en las personas del pueblo, lo que le hace sentir un incómodo.

Miles descubre la razón del mezquino recibimiento que le hicieron los habitantes de la ciudad: una chica ha sido asesinada y violada con un objeto cilíndrico, y dado que el asesinato coincidió con la llegada de Miles, la gente sospecha de él. A los pocos días sucede otro asesinato con las mismas características. Ya en este punto, las personas saben que el que Miles es el hijo de Eve Updahl, aquél crío vándalo que no paraba de meterse en líos cada vez que venía al pueblo de “vacaciones”. El mismo que fuera sospechoso de asesinar a su prima mientras “nadaban”. Las sospechas crecieron y las personas del pueblo comenzaron a comportarse hostiles con Miles.

Su primo le informa que la tía Rinn todavía sigue viva, cosa que sorprende a Miles, así que va a visitarla. Rinn siempre ha sido una mujer extraña, pero cuando le advierte a Miles que no busque en el pasado, pues hay fuerzas que es mejor no despertar, este se sobresalta.

Miles deja su tesis a un lado y se comienza a obsesionar con lo ocurrido aquél fatídico verano de 1955 con Alison Greening, pues sabe que él no la asesinó. También comprende que su regreso a Arden no es casual, está seguro que ha venido a encontrarse con Alison, pues está seguro de que ella vendrá. Mientras estas ideas crecen en su cabeza, la hija de Duane, Alison Updahl, junto a su novio Zack, tratan de hacerse amigos de él, pues lo consideran una persona especial. Zack es muy extraño, y Miles comenzará a sospechar de él.

Miles se reúne con dos de sus amigos de la infancia: Oso Polar (Hovre) se ha convertido en el jefe de policía de Arden, y anda detrás del psicópata asesino de mujeres, también vigila a Miles. Paul Kant, sigue siendo aquél chico reprimido, que sigue viviendo en casa de su madre, aunque ella falleciera. Miles se entera que Paul es el principal sospechoso de los asesinatos, pues también tiene un pasado oscuro y, además, es homosexual.

A partir de aquí la novela toma un giro, Miles cree saber quién ha cometido los asesinatos de las chicas, los cuales pueden estar relacionados con la trágica muerte de su prima Alison veinte años atrás. Y mientras las personas del pueblo -incluyendo su primo- comienzan a vigilarlo (hasta la encargada de cuidar su casa) y a amenazarlo, Miles emprende la búsqueda que se mezclará con hechos paranormales, para revelar tanto la muerte de Alison, como la de las chicas asesinadas. Durante su investigación, otra chica aparece muerta, ya sin nadie en quién confiar, Miles deberá encontrar las respuestas en los lugares donde solía ir con su prima Alison, veinte años atrás.


OPINIÓN

Puedo decir que es un libro muy interesante. Los elementos policiacos de la trama, mezclados con el tema paranormal que nos presenta Peter Straub, hacen de esta una gran historia. Straub sabe manejar los tiempos y su narrativa es precisa. A veces puede abusar del lenguaje, cayendo un poco en lo descriptivo, quizás extendiéndose en algunos puntos, pero es la manera de escribir del autor, además; para muchos puede resultar un punto a favor.

Algo que me gustó del libro, fue el aura de Arden, con su ambiente rural de ciudad pequeña, se me hizo escalofriante, sombrío, el cual recae sobre sus habitantes. Desde el sacerdote del pueblo, hasta los vecinos de Miles; todos tienen ese aire de que algo ocultan. La crítica social a la sociedad norteamericana: Straub nos presenta un pueblo arraigado a las costumbres conservadores, donde se refleja el machismo, se critica a la liberación femenina y se condena a todo lo que sea diferente.

Los giros argumentales nos mantienen atentos a la lectura, ya que los sospechosos van intercambiándose continuamente, así que queremos saber quién es el asesino y qué fue lo que ocurrió realmente con la prima de Miles. Los relatos de los ciudadanos al agente de policía local son interesantes, pues nos ayuda a reconstruir la investigación que se adelanta. La mezcla entre el pasado y el presente también es algo a rescatar, ya que Straub sabe manejar esto perfectamente. Lo único que se critica es lo que ya he dicho: a veces cae en la exageración al intentar poner más palabras para retocar un punto que ya ha explicado perfectamente (sobre todo cuando pretende ambientar o detallar una situación o lugar).

En definitiva, un libro que recomiendo leer, pero se le debe tener un poco de paciencia, ya que hay varias partes donde el autor llega a divagar un poco sin llear a ningún punto, pero son pocas partes, la base de la historia y el argumento principal merecen la pena todo el libro.

jueves, 27 de julio de 2017

La Casa Frey - Jim Cardozo (Relato)

LA CASA FREY




“Terror es ese calculado crescendo camino de ver al monstruo. Horror es ver al monstruo” 
Stephen King



I


Allan era un abogado fracasado que tenía varias deudas derivadas de su adicción por el casino, donde acudía cada noche, aún sin tener un centavo en su cartera. Esto le había hecho descuidar su trabajo, el cual consistía en llevar sus propios casos. Pero nadie confiaba en él, pues su pequeña adicción se había hecho pública y los pocos clientes que tenía no merecían mayor atención: un anciano que pretendía separarse de su anciana esposa después de cincuenta años de matrimonio, ya que el anciano simplemente quería que constara en un acta que había llegado soltero a la tumba; una mujer que quería demandar al director de su academia de baile, pues le había prometido aprender a bailar tango sin conseguirlo; y muchos otros casos tan interesantes como estos. Allan mejor había centrado su atención en la bebida y en el casino.

Vivía solo en un pequeño apartamento alquilado, tenía treinta y cinco años y había estado casado dos veces. No tenía hijos porque… bueno, porque Dios había querido que así fuera. Sus dos anteriores esposas no podían tener hijos, pero ninguna se lo había dicho a Allan sino hasta después de la boda. ¿Por qué no se lo había preguntado a la segunda? Seguirá siendo un misterio. Al menos ninguno de los dos matrimonios había sido concebida por la Iglesia Católica, así que Allan se había ahorrado la vergüenza de haber tenido que romper los vínculos nupciales de Dios, lo que para su madre hubiera sido el Apocalipsis.

La madre de Allan se llamaba Sara, era una señora entregada a Dios, Jesús y a la Virgen María. Siempre intentó inculcarle a su hijo esta hermosa devoción, pero había fracasó en el intento. A cambio, había conseguido un hijo malcriado, rebelde y con tendencias a meterse en problemas cada día. Cuando Allan tenía ocho años cometió su primer delito: incendió el bote de basura de la señora Claiborne. A sus once años, robó unos cassettes de los Sex Pistols. A los catorce ya había perdido la virginidad, y a sus dieciocho había sido detenido fumando marihuana.

Pero un día, Allan sorprendió a su angustiada madre diciéndole que quería ser abogado. Así es, Allan el malcriado quería ser abogado, nada más y nada menos. Había pasado más de media vida infringiendo la ley, pero ahora quería alejarse del lado oscuro y abrazar el lado luminoso de la fuerza. Su madre por primera vez se sintió feliz y lo apoyó en todo lo necesario, antes de que su hijo saliera de aquél extraño trance.

La decisión la había tomado durante una noche en el casino, donde había conocido a un tipo que era abogado. Este le dijo que estudiar en la Academia era algo realmente sencillo, además, generaba ingresos fáciles a futuro, cosa que, como comprobaría años más tarde, no era nada cierto.

Su etapa en la Academia había sido sencilla: bebiendo la mayor parte del tiempo, yendo a conciertos de rock and roll cada noche, saliendo con chicas deseosas de conocer compañeros de semestres más avanzados, y en últimas; pasando de milagro la mayoría de los exámenes. Hasta que por fin, después de un poco más del tiempo establecido -en realidad dos años tarde-, Allan logró graduarse, con un poco de ayuda extra, y su madre estuvo muy orgullosa de él… durante un tiempo.


II


Allan entró en su apartamento después de una noche de juego, donde había perdido los últimos veinte dólares que le quedaban en el bolsillo, y aunque había alcanzado a ganar cincuenta dólares durante los primeros juegos; los había vuelto a apostar -como de costumbre- y los había perdido -como de costumbre-. Se quitó los zapatos, luego los calcetines, tiró todo debajo de la cama y se acostó con el resto de ropa encima. Lo que más le fastidiaba era la corbata, esa ridícula prenda que pretendía hacer ver a las personas “elegantes”. Para él era una tortura que lo hacía ver ridículo. Luego recordó que debía echarle comida a Church, su gato, el cual había nombrado así en honor a su madre. Se levantó malhumorado, observó su desorden y gruñó. El gato estaba echado en el sofá, como siempre; era su pequeño palacio. Allan lo llamó y le sirvió el alimento. ¡Qué afortunado animal! No tenía que preocuparse por nada, simplemente de que su estúpido amo le diera de comer.

Volvió a pensar en la entrevista que había tenido esa tarde antes de ir al casino. El viejo Woodhouse le quería contratar para un trabajo sobre unos papeles de una casa que había adquirido gracias a una hipoteca. Lo curioso era que Allan debía ir hasta el predio para verificar las condiciones de la casa, pasar dos noches allí, y al final dejar listos los papeles para cuando Woodhouse fuese a verla.

Harry, el secretario del viejo Woodhouse, fue quien contactó a Allan, la llamada lo había dejado atónito, pues el viejo siempre había hablado pestes de Allan, ya que conocía su adicción por el casino y consideraba que era un pésimo abogado. Pero ahora le necesitaba y esto le hacía gracia. Harry le había explicado la oferta, la cual era simple: debía ir a la casa, observar el estado del predio, hacer los papeles necesarios, quedarse allí dos noches, preparar la casa, y al final esperar con el informe a Woodhouse, quien iría personalmente a comprobar todo a la mañana del tercer día. Por este trabajo Allan recibiría quinientos dólares, lo cual era una oferta que no podía dejar pasar. Aceptó enseguida, así que le informaron que le acompañarían dos personas más: una abogada llamada Rose, la cual Allan conocía levemente, y Hector, el encargado de cuidar la casa.

Tras volver a meditar sobre su nuevo trabajo Allan suspiró, y pensó en qué gastaría sus quinientos dólares. Podía apostarlos en el casino e intentar multiplicar ese dinero, pero el hecho de perder semejante suma le hacía volver a la realidad. Sería mejor salir un poco de deudas y el resto invertirlo en cosas para su pequeño apartamento. Con estas ideas Allan regresó a la cama, pero esta vez sí se quitó su traje desgastado y durmió en calzoncillos.


III


Para llegar a la casa debían recorrer un largo camino en la camioneta 4x4 que les había entregado el secretario de Woodhouse. Conducía Hector, el encargado de la casa, y les informó que debían recorrer dos horas por la carretera principal y luego dos horas más a través de una carretera secundaria. Allan meditó sobre lo que haría durante las próximas cuatro horas dentro de ese vehículo y acompañado de esos dos desconocidos. Aunque bueno, Rose no era una completa desconocida, Allan sabía que era una de las tantas amantes del viejo Woodhouse. Era una abogada joven que había conseguido entrar en la firma Woodhouse con sólo mover su trasero. Eran las dos de la tarde cuando salieron de la ciudad.

- ¿Y qué exactamente es lo que usted hará en la casa? -preguntó Allan a Rose. Allan iba en la parte trasera del vehículo, mientras que Rose iba en el asiento del copiloto.
- Debo supervisar que usted haga su trabajo bien -contestó.
- Para eso la hubieran contratado a usted directamente -contraataco Allan.
- No tengo mucha experiencia en trámites hipotecarios, pero Edgar creyó conveniente que viniera para ayudarlo con lo que necesitase, señor Parker.

Por un momento Allan se compadeció de la joven, podría ser una vividora, pero se notaba que era una chica vulnerable para un viejo como Edgar Woodhouse.

- Y cuénteme Hector, ¿cómo fue que los antiguos dueños perdieron la casa? -volvió a preguntar Allan, dirigiéndose ahora hacia el conductor.

Hector concentrado en la carretera, gruñó, pero contestó:

- Los señores Frey tenían problemas con las casas de apuestas, lo que los llevó a la ruina.

Allan prefirió no seguir preguntando sobre el tema, de momento.

- Entiendo – contestó simplemente.

Cuando llegaron a la carretera secundaria, Allan comenzó a cerrar los ojos, al poco tiempo se sumergió en el sueño. Tuvo una pesadilla: estaba en un cuarto oscuro, atado de pies y manos, sin poder ver nada, escuchaba la voz de una anciana a su alrededor. No podía ver, pero sentía que los sonidos se acercaban cada vez más.

-Hemos llegado, señor Parker -le informó Rose, sacudiéndolo y rescatándolo de la pesadilla. Eran las seis y diez minutos de la tarde.


IV


La casa era grande, tenía dos plantas, un porche imponente y un patio trasero que se mezclaba con un bosque que rodeaba la mansión de los Frey. Héctor bajó las maletas del vehículo, Allan y Rose recibieron su equipaje, y juntos entraron en la casa. Harry le había informado a Allan que en el lugar hacía frío de noche, por lo que el abogado había llevado ropa para la ocasión, pero nada de trajes ni corbatas, casi nadie le vería así que no debía aparentar. Cuando entraron en la casa eran pasadas las seis de la tarde, por lo que ya comenzaba a sentirse el frío.

Al entrar, Allan sintió que la casa expedía un silencio terrorífico, su tamaño no ayudaba mucho; era demasiado grande para sólo tres personas. A Allan le correspondió un cuarto del segundo piso, al fondo del pasillo, mientras que a Rose le correspondió una habitación del segundo piso que quedaba cerca de las escaleras. Entre el largo pasillo que los separaba había dos habitaciones vacías. Hector había ocupado una habitación en el primer piso, Allan supuso que era el cuarto del encargado de la casa.

Allan no perdió el tiempo y comenzó a recorrer la mansión después de dejar el equipaje en su cuarto. Llevaba consigo los planos del predio, así como una agenda para anotar cualquier novedad, quería ganarse sus quinientos dólares haciendo las cosas bien. Rose por su parte se quedó en el cuarto familiarizándose con este.

A las ocho de la noche, Hector les avisó que la cena estaba servida, así que Rose y Allan dejaron lo que estaban haciendo y se sentaron en la mesa.

- Quisiera saber un poco sobre la casa, Hector -preguntó Allan.
- No hay mucho que decir -respondió-, es una casa antigua y sus dueños la perdieron por apostar de más -terminó, secamente.
- ¿Trabajó usted con los Frey? -Preguntó esta vez Rose.
- Sí.
- ¿Y Edgar lo dejó conservar su trabajo aquí? -Inquirió Rose, amablemente.
- Así es.
- Muy amable de su parte -apuntó Allan.

Parecía que Hector era una persona de pocas palabras, era mejor no preguntarle más cosas personales. Tras terminar la cena, Allan trabajó un poco más recorriendo la casa. Al llegar al patio trasero, descubrió que un cerco estaba dañado, debía decirle a Hector que lo arreglara a la mañana siguiente. Después entró en la casa y analizó una vez más los planos sobre el comedor, allí decía que había un gran sótano, debería ir a verlo, aunque le inquietaba un poco el hecho de bajar allí de noche. Además, la pesadilla en la camioneta le había sobresaltado un poco, mejor lo vería mañana. Guardó los papeles y se dispuso a ir a su cuarto. Al subir las escaleras, se detuvo en el rellano y se volteó al sentir que lo observaban, descubrió que Hector estaba mirándolo fijamente desde la planta baja. Allan se sorprendió, pero luego le saludó levantando la mano y dijo:

- Buenas noches, Hector.

No recibió respuesta, Hector dio media vuelta y desapareció.

Allan terminó un informe preliminar y pensó en entregárselo a Rose, pero ya era casi media noche, sería mejor por la mañana. El cuarto de Allan no tenía baño privado, así que decidió dirigirse al del primer piso. Aunque esperaba no encontrarse con Hector, este le había asustado un poco la última vez que lo vio, allí de pie, observándolo fijamente.

El problema era que el baño quedaba a pocos metros del cuarto de Hector, pero debería dejar de ser tan asustadizo, simplemente iba a orinar y a bañarse los dientes. Decidió bajar. La planta baja estaba completamente oscura y el silencio se interrumpía únicamente por una respiración jadeante procedente del cuarto de Hector. Cuando estaba delante del baño, observó que el cuarto del encargado estaba entreabierto, pero no se atrevió a acercarse. Entró en el cuarto de baño y cerró la puerta. Cuando salió, la respiración había cesado, no se escuchaba nada dentro de la casa, los pocos sonidos que procedían del exterior parecían extinguirse allí. Decidió no encender ninguna luz, era la una de la mañana y no pretendía despertar a Hector.

Cuando se encaminaba hacia las escaleras, sintió algo que se movía detrás de él, percibió una sombra por el rabillo del ojo, se volteó nervioso esperando ver a Hector, pero no vio nada, aunque estaba seguro de que algo o alguien estaba ahí. Subió rápidamente las escaleras de dos en dos y se apresuró a su cuarto. Cuando al fin llegó, intentó girar el pomo de la puerta, pero parecía que estuviera cerrada por dentro, tiró fuertemente mientras respiraba con dificultad. No se atrevía a mirar hacia atrás, pero de pronto el pomo cedió y pudo abrir. Cerró la puerta tras de sí, puso el seguro y encendió la luz. El cuarto se iluminó y todo volvió a la normalidad. Allan se recriminó el ser tan estúpido, no había pasado absolutamente nada y, aun así, se había asustado como un chiquillo. De repente, Allan contuvo una carcajada, había olvidado el cepillo de dientes en el baño de abajo.

Esa noche volvió a tener sueños extraños: soñó con la voz de una anciana, pero esta vez se le unía la de un anciano; seguía atado a la silla sin poder ver nada mientras las voces se acercaban cada vez más a él. Cuando por fin le quitaron la venda de los ojos, pudo ver que era Hector quien reproducía estos macabros sonidos.


V


A la mañana siguiente Allan se despertó temprano, pero no prestó atención al extraño sueño que había tenido. Bajó al primer piso y observó que Rose ya estaba en el comedor desayunando. Después de saludarlo, le informó que Hector había dejado una nota sobre la mesa indicando que había preparado el desayuno y estaba listo para servirse.

- ¿Dice a dónde fue? -Preguntó Allan.
- No, simplemente dice lo del desayuno -le entregó la nota-, mírala tú mismo.

Allan la leyó y frunció el ceño, luego añadió:

- ¿A dónde puede ir uno en medio de estos bosques?
- Quizás tenga conocidos cerca -opinó Rose-, algún vecino. Recuerda que Hector ha trabajado aquí durante muchos años, debe conocer los alrededores muy bien.
-Tienes razón, es solo que ese sujeto me parece un poco extraño. ¿Cómo es que al viejo… perdón, al señor Woodhouse -se corrigió Allan- se le ablandó el corazón y le volvió a contratar, después de haberle quitado la casa a sus antiguos patronos?
- No tienes que aparentar aprecio por Edgar delante de mí -dijo Rose-. Tampoco sé cómo llegó Edgar a contratarlo, quizás porque conoce la casa y podría ayudar a tenerla lista para los próximos dueños. Edgar quiere venderla en una semana.
- ¿Sabes cómo llegó esta casa a manos de Woodhouse? -Preguntó Allan- Ya sé que fue a causa de una hipoteca, pero… ¿Cómo fue que la perdieron los Frey?
- No sé los detalles, pero según Edgar, los Frey eran fanáticos a apostar en las carreras de caballos. Un día apostaron con la persona equivocada, y ahí estaba Edgar para arrebatarles todo. 
- ¿Y qué fue de los Frey? -Volvió a preguntar Allan.
-No lo sé, supongo que ahora viven en casa de sus hijos o nietos, no pregunté eso.

Allan se sirvió un desayuno a base de tostadas, huevos revueltos, café y jugo de naranja. Y mientras engullía todo esto dijo:

-Después del desayuno me bañaré y seguiré con la verificación de los papeles, anoche hice un informe preliminar, que pensé querías ver.
-Desde luego -respondió Rose-. También puedo ayudarte con lo que necesites hoy -se ofreció, mirando a Allan de soslayo detrás de su taza de café.
-Gracias. Si necesito tu ayuda te informaré -Allan aún no confiaba mucho en Rose, pues después de todo, había sido enviada por el viejo Woodhouse a vigilarlo para que no hiciera alguna tontería.

Al medio día llegó Hector sin dar explicación alguna. Preparó rápidamente el almuerzo, luego le comunicó a Rose que ya podía pasar a la mesa, y una hora después volvió a desaparecer. Cuando se disponía a salir de la casa tropezó con Allan, que iba entrando, el cual aprovechó para informarle sobre la cerca que debía reparar. Hector se limitó a asentir y le contestó que la repararía esa misma tarde, pero cuando volviera, pues ahora tenía algo urgente que hacer. Allan se quedó estupefacto, aquí el holgazán era él.

Allan y Rose trabajaron durante toda la tarde. A las seis ya habían terminado el informe general que debían entregar a Woodhouse a la mañana siguiente. Durante el tiempo que pasó con Rose, Allan pudo conocerla mejor y los dos lograron entenderse mientras trabajaban. Allan se preguntó por qué no trabajaba de esta manera siempre, no era corto de inteligencia, simplemente era un vago perezoso.

- Me estoy preocupando por Hector -dijo Rose al fin.
- Es un maldito holgazán -refunfuñó Allan-, simplemente quiere ganarse el dinero fácil. Ni siquiera arreglará la cerca que le dije, lo anotaré e informaré de todo esto al señor Woodhouse -nunca había sido un soplón, pero esta vez se sentía irritado con la actitud del encargado de la casa.
- Ya comienza a anochecer y no aparece -dijo inquieta Rose-, afuera debe hacer un frío tremendo.
- Por mí que se congele allá afuera.

Allan se ofreció a preparar la cena, sus años de soltería le habían especializado en preparar emparedados de queso, lechuga, tomate y mermelada. Al menos Hector les había dejado comida suficiente para sobrevivir un día más, pensó Allan.

- Anoche tuve un sueño extraño -comentó Rose-, soñé con Hector.
- ¿Sí? -Se limitó a murmurar Allan. No quería preocuparla más de la cuenta diciendo que él también había soñado con él.
- Sí, fue algo extraño.
- Será mejor que hoy nos vayamos temprano a la cama, mañana llegará a primera hora Woodhouse.
- Así es -contestó Rose-. Me da un poco de miedo dormir en esta casa, más sabiendo que la única persona que conoce el lugar no está. A propósito, ¿Sabes si el teléfono local sirve? -Rose parecía querer retrasar su ida a dormir- Los teléfonos móviles no tienen señal en esta área.
- No lo sé -repuso Allan-, no había tenido la necesidad de llamar a nadie, iré a verificarlo antes de dormir.

Eran las ocho y media de la noche. Allan estaba retocando el informe final, pero tras verificar los planos de la casa, recordó el sótano. 

- ¡Idiota! -Se dijo. Ahora tendría que bajar de noche a ese maldito lugar. Pensó en pedirle a Rose que lo acompañara, pero no quería sembrar más temores en la pobre chica.


VI


Allan acababa de abrir la puerta del sótano, había encontrado las llaves colgadas en la pared de la cocina. Se preguntó si debería llevar una linterna, pero se dijo que allí abajo tenía que haber algún interruptor. La luz de la cocina se reflejaba en las escaleras que descendían hacia el sueño del sótano, pero no alcanzaba a iluminar el salón como tal. La imagen le pareció aterradora a Allan, que, cogiendo acopio de fuerza bajó. Al llegar a la mitad de las escaleras, se volvió para verificar que no hubiera nadie allí, pensó en Hector cerrando la puerta y dejándolo en la oscuridad absoluta. Al llegar abajo comenzó a buscar el interruptor, tocando la pared a medida que avanzaba. Siempre se volteaba a revisar la puerta de arriba, con el miedo a encontrarse con Hector, mirándolo fijamente como la noche anterior.

Eran las diez de la noche y Allan no entendía qué hacía allí a esa hora. Al fin dio con el interruptor, lo activó y una luz ambarina se reflejó en el sótano, era tenue, pero alcanzaba a iluminar la mayor parte del recinto. Llevaba los planos en su mano. Tras avanzar unos metros, divisó unas cajas y unos enseres, por lo que empezó a caminar hacia allí. Una caja rectangular llamó su atención, estaba de pie, por lo que parecía una puerta, al acercarse más observó que había algo detrás. Allan comprobó el plano del sótano y supo que allí se encontraba efectivamente una puerta, pero esta se hallaba detrás del cajón que tenía enfrente… ¿Cajón? Allan quedó estupefacto, no era ni una caja ni un cajón lo que tenía al frente, ¡Era un ataúd!

Mientras Allan asimilaba esta idea, en el piso de arriba sonó un grito desgarrador. Se volvió hacia la puerta del sótano y en ese momento el ataúd se abrió. Una mano agarró a Allan por el hombro, pero este alcanzó a soltarse y retrocedió unos pasos. Cuando vio el ataúd abierto, pudo observar a una anciana demacrada con la boca retorcida en una mueca de rabia. Allan salió disparado escaleras arriba, pero cuando llegó por fin a la puerta, se encontró con Hector que lo miraba con una sonrisa en la cara. Allan no supo qué le produjo más terror, si la anciana dentro del ataúd o el rostro de Hector. Este llevaba un martillo en su mano derecha, y Allan pudo ver que estaba salpicado de sangre. Lo levantó para descargarlo sobre Allan, pero este alcanzó a reaccionar y cogió el brazo de Hector. Lo atrajo hacia atrás y juntos cayeron escaleras abajo, hacia el sótano, que ahora volvía a estar completamente oscuro.

Mientras tanto, en el segundo piso de la casa, Rose yacía en el suelo de su cuarto, la sangre brotaba de su frente. Al lado de ella se encontraba un anciano decrépito, que la observaba con avidez.

- No quería hacer nada de esto, pero Woodhouse me obligó -decía el anciano- quizás no tengas la culpa, pero llegaste en el momento menos indicado, nena.

Rose comenzaba a reaccionar, le daba vueltas la cabeza y veía al anciano en una imágen distorsionada.

- Yo nunca apuesto más de la cuenta -siguió el anciano-, simplemente era un pasatiempo, pero Woodhouse persuadió a la pobre Annie para que apostara la casa ¡Ese malnacido!

Rose ahora podía ver mejor al anciano, no conocía su rostro, pero creía saber de quién se trataba. Empezó a recordar porqué el dolor en su cabeza: estaba intentando dormir en su cama, cuando alguien llamó a la puerta. Ella pensó que era Allan -comenzaba a sentir cierta atracción hacia él- pero cuando abrió vio a Hector, que la miraba fijamente, pero no estaba solo, a su lado se encontraba el mismo anciano que ahora le hablaba. Hector no dijo ni una sola palabra, se limitó a levantar su brazo, en su mano sostenía un martillo. Fue ahí cuando Rose gritó. El grito se ahogó con el impacto del martillo sobre su cabeza. Ahora lo recordaba.

- Pobre Herbert, tuvo que hacer todo esto por nosotros, tuvo que humillarse ante Woodhouse y aparentar ser un simple empleado, pero gracias a ello pudo saber cuándo y dónde iba a venir Woodhouse. Ustedes únicamente son parte del precio que se debe pagar, lo siento, pequeña.

Rose trataba de prestar atención, no podía asimilar lo que estaba escuchando. ¿Qué estaba pasando? Pero más importante aún: ¿Qué hacía ella en esa maldita casa? Rose pensó con mayor claridad, y supo que esta gente desquiciada pretendía asesinarla, pero aún no lo habían hecho, lo que significaba que debía mantener la calma y buscar la forma de salir de allí lo antes posible.

- Puedo ayudarles a acabar con Woodhouse -dijo Rose-, también le odio.

El anciano se sobresaltó al escuchar estas palabras, la miró un rato y luego dijo:

- Lamentablemente ya es demasiado tarde, querida, el plan debe seguir como está. -Luego preguntó como para sí mismo-: ¿Por qué se demorará tanto Herbert?

¿Herbert? ¿Quién carajo era Herbert? No importaba en este momento. Rose analizó la situación y observó a su alrededor. El viejo debería tener setenta años como mínimo, podría derribarlo; sólo tendría que aprovechar una situación propicia. Esta situación propicia llegó un instante después: el anciano se giró hacia la puerta, dándole la espalda a Rose. Esta aprovechó para coger lo primero que vio sobre la cómoda: una lámpara. Cuando el anciano se percató de lo que estaba haciendo, intentó cogerla, pero Rose fue más rápida y le asestó un golpe en la cara, convirtiendo el rostro del anciano en una máscara de sangre. Rose volvió a golpear con mayor fuerza mientras el viejo se tambaleaba, este segundo golpe fue directo a la sien del anciano, quien terminó de caer al suelo, inconsciente.

Allan forcejeaba con Hector en el suelo del sótano. No se veía nada, pero percibía el aliento de Hector sobre su cara. Hector había perdido su martillo, lo había escuchado rebotar contra el suelo produciendo un “clic” metálico. Allan ahora oía la voz de la anciana que llamaba a Hector, quien seguía forcejeando, intentando estrangular a Allan, pero este no se dejaba. Allan metió sus dedos en la cara de su contrincante. Hector percibió los dedos en su cara, pero cuando los tuvo cerca de su alcance los mordió, y no soltó hasta arrancar el dedo anular de Allan, que soltó un grito estruendoso y dejó en paz la cara de su adversario. Allan no podía ni siquiera levantar los brazos del suelo para sobarse la herida, pues Hector apretaba con fuerza su cuello. Pero mientras se entregaba a su destino fatal, Allan tocó algo metálico a su lado, en el suelo, lo levantó con sus últimas fuerzas y lo estrelló contra la cabeza de Hector, quien alcanzó a moverse justo antes de que el martillo se estrellara de lleno. Esto sirvió para que lo soltara y Allan cayó de lado. Mientras se incorporaba tambaleándose, Hector aprovechó para perderse en la oscuridad. Allan no podía ver el fondo del sótano, pero sabía que tanto Hector como la anciana estaban allí, en ese siniestro sótano.

Allan se reponía de la pérdida de aire y sostenía delante de sí el martillo. Sabía que la escalera estaba ubicada a su derecha, pues veía la puerta del sótano iluminada, pero también sabía que, si intentaba subir por la escalera, Hector saldría de la penumbra y le atacaría por detrás. Decidió intentar encender el interruptor que se encontraba unos metros más adelante, siempre alerta para lanzar un martillazo a cualquiera que intentara acercarse. Cuando iba llegando al punto del interruptor, sintió que algo se movió a su derecha, y sin pensárselo dos veces lanzó un martillazo en esa dirección. Dos gritos se mezclaron para formar una melodía diabólica; el primero de dolor y el segundo de odio. Allan le había clavado el martillo por el lado afilado en la frente a la anciana, lo supo cuando no pudo volver a levantarlo. El otro grito fue producido por Hector, quien se había dado cuenta de lo que había hecho Allan.

Hector se volvió a lanzar encima del abogado. Ahora llevaba una varilla en la mano, la asió y golpeó a Allan en la pierna izquierda, este se dobló y aulló de dolor, pero alcanzó a encender el interruptor. La escena era grotesca: la anciana tirada en el suelo, muerta, y el rostro de Hector desencajado y convertido en una fiera. Allan se sentía perdido. Levantó el brazo para protegerse del siguiente golpe, pero fue inútil, Hector le asestó un golpe en las costillas, el cual le hizo retorcerse. En el momento en que Hector se disponía a clavarle la varilla, sonó la puerta principal de la casa. Hector se sobresaltó y dejó a Allan tirado en el suelo. Subió a la primera planta, llamó a alguien, y tras no recibir respuesta, supo que había pasado algo con la chica.

No lo podía creer, el plan se le estaba desmoronando. La anciana estaba muerta, algo le había pasado al anciano, y ahora la chica había salido de la casa. Decidió salir a buscar a la chica, el imbécil de Allan no se podría mover con los golpes que le había dado, pronto llegaría su hora de pagar lo que había hecho.

Justo cuando Hector salía, Rose rodeaba la casa y se escondía en la esquina de esta. Había escuchado forcejear a Allan en el sótano con Hector después de bajar de su cuarto, y algo le decía que Allan seguía con vida. Cuando Hector se alejó por el camino principal, Rose rodeó toda la casa y entró por la puerta de atrás. Se dirigió al sótano, la tenue luz se encontraba encendida y pudo ver dos cuerpos en el suelo. Al acercarse supo que uno era el de Allan, el otro parecía ser el de una anciana muerta, tenía algo clavado en la frente. Allan se retorció al sentir que alguien se acercaba.

- Soy yo -dijo Rose en un murmullo-, he venido a ayudarte. Debemos irnos inmediatamente de aquí.
- Hay un pasaje secreto -dijo débilmente Allan.
- ¿Qué? ¿Dónde? -Rose tuvo una leve esperanza.
- Detrás del ataúd que está al fondo del sótano -señaló con el dedo el ataúd abierto. Su mano estaba empapada de sangre.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Qué te pasó en la mano? ¿Te encuentras bien? -Hacia las preguntas demasiado aprisa. 
- No importa -empezó Allan-, debemos darnos prisa antes de que vuelva. Vi el pasaje en los planos, ayúdame a levantarme.

Cuando llegaron al ataúd, Rose lo movió un poco y pudieron ver la puerta. Estaba casi tapada por el polvo. Allan observó que el candado no estaba.

- Solamente se puede abrir desde aquí -dijo Allan-, quizás fue usado como ruta de evacuación.

Rose abrió la puerta y esta rechinó al moverse. Se inquietaron con el sonido. Rose ayudó a Allan a levantarse y juntos pasaron la puerta. 

- ¿Cuánto debemos avanzar? -Preguntó Rose.
- En los planos parecía que no mucho, saldremos a una colina en el bosque, detrás de la casa, quizás unos quinientos metros.
- Debimos haber traído algo para iluminar el camino.

El túnel era pequeño y tenían que pasar casi agachados, aparte Rose debía ayudar a Allan, lo que hacía todo más lento. No habían avanzado ni cien metros, cuando les llegó una voz desde la puerta del pasaje.

- ¡Vaya, con que encontraron el antiguo pasaje! -Era la voz de Hector, que les llegaba desde la puerta que habían traspasado.

- Pero les tengo una muy mala noticia -siguió Héctor-, uno de los planes que teníamos con mis padres era encerrar justo aquí a Woodhouse y a su estúpido secretario. Para ello derrumbamos el fondo del túnel por el que se dirigen ahora mismo, están andando en un callejón sin salida. Esto es una mazmorra creada para más de una persona ¿Saben por qué? -Esperó unos instantes antes de responder.

Pasaron unos segundos sin que se produjera sonido alguno, Allan y Rose estaban sin aliento, no podían creer en lo que se habían metido. A Allan le dolía tremendamente la mano.

-Porque la gracia es que alguno tenga que comerse al otro para sobrevivir -añadió Hector-. Un castigo ejemplar por todo lo que el hijo de puta de Woodhouse le hizo a mi familia.

Allan no terminaba de entender lo que decía, en este punto el dolor no lo dejaba pensar. ¿Mi familia? ¿Esos ancianos eran los Frey? ¿Estaban vivos? ¿Hector era su hijo o simplemente se refería a ellos como familia por haber trabajado para ellos por mucho tiempo?

-Hector, no tienes porqué hacernos esto -intervino nerviosamente Rose-, nosotros no te hicimos nada, fue Woodhouse. Hasta nosotros le odiamos.
-Demasiado tarde, aquí comienza la venganza contra Woodhouse. 

En el momento en que empezaba a rechinar la pesada puerta al ser cerrada, sonó un disparo procedente de la casa. Hector lo oyó y se sobresaltó, no entendía lo que pasaba. ¿Su padre? No había revisado el piso superior. De repente surgió el sonido de pisadas y voces entrando en la casa, parecían varios. Cuando los pasos llegaron hasta la puerta del sótano, Hector pudo ver de quién se tratava.

Rose y Allan escucharon otro disparo, pero no entendían nada de lo que estaba pasando. Allan estaba a punto de desmayarse.

- ¿Quién anda ahí? -Preguntó una voz desde la puerta del pasadizo secreto.
- Rose White y Allan Parker -respondió Rose-, nos querían encerrar aquí -había esperanza en su voz- ¿Quién es usted?
- Policía del Condado -respondió el oficial-. Recibimos un aviso de que algo extraño ocurría aquí.

Eran las dos y media de la madrugada.


VII


Mientras Rose y Allan eran atendidos por un par de enfermeros, se enteraron de lo que había ocurrido: después de la cena, Allan había comprobado efectivamente el teléfono de la casa como le había pedido Rose. Había llamado a Henry, el secretario de Woodhouse, y le había informado la conducta extraña y la desaparición repentina de Hector. Henry había comenzado a hacer inmediatamente las averiguaciones pertinentes, ya que cuando “Hector” fue contratado por Woodhouse, no se habían detenido a averiguar nada sobre él. Henry había descubierto que los Frey habían tenido un hijo llamado Herbert, lo cual le causó curiosidad, pues durante el trámite legal de la casa, nunca había aparecido nungún familiar de los Frey. Más extraño se tornó el asunto, cuando descubrió una fotografía donde aparecían dos ancianos Frey acompañados de un hombre corpulento, de unos treinta y tantos años. El sujeto coincidía con los rasgos característicos del encargado de cuidar la casa, pero lo que terminó de sobresaltar a Henry fue la inscripción de la fotografía, allí se leía claramente: “Sr. Y Sra. Frey e Hijo”. Sin pensárselo dos veces, Henry llamó a la casa de los Frey para preguntar a Allan si Hector había vuelto, pero tras comprobar que la línea estaba muerta, llamó a la policía del Condado e informó de la situación. 

El agente encargado de verificar la casa de los Frey (quien tiempo después confesaría que una corazonada le advirtió de que algo iba mal), pidió refuerzos para ir hasta allí. Solicitó a las demás patrullas que apagasen las sirenas, pues no quería despertar ni asustar a nadie. Al llegar a la casa pudo ver que la mayoría de luces se encontraban encendidas y que la puerta principal estaba abierta, situación que le puso en alerta, así que desplegó a sus hombres. Al entrar, vio que había gotas de sangre en el piso, sacó el arma y se dirigió al segundo piso. En ese momento sonó el primer disparo: Mr. Frey se había suicidado. Este se había percatado de las patrullas a través de la ventana, pues seguía en el cuarto de Rose un poco aturdido por el golpe que había recibido, se dirigió a una de las habitaciones del pasillo, sacó una pistola calibre 22 y se disparó en la cabeza. El policía que bajó al sótano, confundió la varilla que Hector tenía con un rifle, por lo que disparó, asesinándolo en el acto. Motivo del segundo disparo que escucharan Rose y Allan . 


VIII


Una semana después de lo ocurrido.

- Al final siempre gana el que tiene el dinero suficiente, ¿eh?
- No necesariamente.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque al final, el pillo de Woodhouse tuvo que regresar la casa de los Frey. Ahora hace parte del Condado, hasta que aparezca algún otro familiar psicópata que la reclame.
- Ja, ¿En serio? Si desde un principio hubiese sido así de sencillo…
- Al final se descubrió que Woodhouse había falsificado varios papeles y engañado a la Señora Frey. Además, esto conllevó a que lo investigaran por un par de apuestas fraudulentas. Ya ves, lo más probable es que lo condenen por defraudar al Estado, ya que hacía apuestas por fuera de la ley. Creo que lo mejor es seguir apostando en el casino.




FIN






Jim Cardozo, Julio de 2017.

lunes, 24 de julio de 2017

E.T. EL EXTRATERRESTRE - WILLIAM KOTZWINKLE (RESEÑA)

E.T. El Extraterrestre


E.T. the Extra-Terrestrial (based on Melissa Mathison's screenplay) es una novela escrita por William Kotzwinkle en 1982 y basada en el guion escrito por Melissa Mathison para la película de Steven Spielberg: “E.T. the Extra-Terrestrial (1982)

Haré una reseña de esta corta novela, partiendo de la base de que básicamente es lo mismo que la película, por lo que se debe entender que Kotzwinkle -escritor de novelas infantiles, entre otros oficios- quiso llevar esta magnífica historia al ámbito de la literatura, donde -creo- quiso centrar la atención de este libro en un público infantil/adolescente (aunque hay partes en la novela donde se presentan temas sexuales que no entiendo porqué están allí).

La historia es la que todos conocemos: el niño que encuentra a un extraño extraterrestre en el patio de su casa, y la amistad que se forja entre ambos a medida que avanza la trama. Pero en la novela, Kotzwinkle entra en detalles donde la película no puede, como al describir la personalidad del extraterrestre -que al principio sorprende por su egocentrismo-, la personalidad de los miembros de la familia -un tanto disfuncional- que acogen al extraño ser espacial, o el por qué el extraño ser tiene la forma que tiene, de dónde provienen sus “poderes” (aunque el autor explica esto de una forma vaga, pues le falta precisión en los temas científicos, aunque aquí le daré la razón: quiso hacer una historia simple), etc. Estas cosas, aunque en la película no se expliquen, pues se sobreentiendan (y hasta resulte mejor para muchos), en el libro se pueden conocer, cosa que no hace mejor al libro, ni mucho menos. Es más, considero que la película es mejor, pero rescato que la novela sea corta, fresca y te ayude a recordar la gran -y bonita- historia que Spielberg llevó a la pantalla.


El libro podría considerarse de ciencia ficción/aventura infantil, que, aunque no sea una gran maestra, es bueno volver a recordar la historia de aquél feo, extraño y simpático extraterrestre que por andar viendo lo que no debía, ha quedado atrapado en este planeta.

¿DE QUÉ VA?

E.T. (llamado así por Elliott al ser un ExtraTerrestre), es un botánico intergaláctico, el cual cada vez que cambia el ciclo de vegetación en el Planeta Tierra, junto a su grupo de botánicos extraterrestres, arriban a la Tierra para tomar muestras y analizar nuevas plantas existentes. Pero esta vez, agentes del gobierno detectan la nave en la que llegan, por lo que deben apurar su partida. Pero E.T. ha decidido echar un vistazo a la civilización, alejándose demasiado de la nave, por lo que esta parte sin él.

Elliott es un pequeño niño, el cual vive con su hermano mayor Michael, su hermana menor Gertie y su madre Mary, la cual es divorciada. Esta familia reside cerca del lugar donde aterrizó la nave espacial, por lo que E.T. llega a su patio. Al principio simplemente observa e interactúa con las plantas del huerto, analizando a los extraños seres humanos. E.T. tiene miles de años, por lo que su conocimiento es muy amplio, pero esto no le servirá de nada al principio.

Elliott es el único que logra ver a E.T., por lo que nadie le cree cuando habla del tema, así que un día, decide atraer al extraño ser mediante unos dulces M&M que va dejando en el suelo -ya que el extraterrestre demuestra un gusto peculiar por estos extraños dulces terrícolas-, atrayéndolo hacia su cuarto. Allí le establece un refugio e intenta comunicarse con él, escondiéndolo de todos, a excepción de sus hermanos.

La madre de Elliott es una persona emocionalmente inestable, por lo que casi no está pendiente de sus hijos, así que E.T. se puede desplazar dentro de la casa sin ser advertido. Con el tiempo, E.T. aprenderá algunas palabras gracias a Gertie y podrá comunicar su deseo de intentar pedir ayuda a sus compañeros extraterrestres en el espacio. Elliott comenzará a experimentar una conexión “psíquica” con E.T. -la cual puede llegar a ser mortal al final-. Harvey, el perro de la familia también se conectará mentalmente con E.T.

Elliott y sus hermanos ayudarán a E.T. a construir una máquina para comunicarse con el espacio exterior, para ello utilizan utensilios que el extraterrestre va detectando dentro de la casa. Pero un día, Elliott descubrirá que tanto Lance, un compañero de escuela, como "Keys", un agente del gobierno, sospechan del extraterrestre y quieren encontrarlo. Lancel siente una conexión extraña con el pequeño ser, y Keys estuvo en el sitio donde la nave espacial despegó, además, descubrió las huellas que dejó E.T. en el bosque, por lo que sabe que uno de los ocupantes de la nave se quedó en la Tierra y está por ese vecindario.

Al final, Elliott, junto a sus hermanos y unos amigos de la escuela, deberán ayudar a E.T. a ponerse en contacto con sus compañeros extraterrestres, y evitar que el gobierno lo encuentre antes.


OPINIÓN

Acepto que se pudo haber escrito mejor este libro, aunque personalmente, yo leí esta novela porque quería recordar la historia de E.T., ya que cuando era niño me gustaba mucho la película. Pienso que con una novela se podía haber movido más las fibras emocionales, ya que la historia es muy bonita. El final no es tan nostálgico como yo habría querido, aunque tampoco estuvo pésimo. El desarrollo de la historia tiene sus cosas: hay partes donde es simple relleno y otras donde existe un poco de contradicción entre lo que intenta explicar el autor, pero no deja de ser un libro agradable. Y aunque para mí, es un libro que encaja entre lo infantil, no se lo pondría a leer a un niño muy pequeño, pues tiene partes donde se toma la sexualidad de una forma algo explícita, por ejemplo, hay una parte donde la madre de Elliott “bromea” preguntando si él y su hermano estarían violando a su hermanita.

Tampoco recomendaría el libro si no son amantes de la película de Steven Spielberg, aunque creo que quizás en muchos años, cuando la película esté obsoleta, el que encuentre este libro y lo lea, sabrá de que alguna vez existió una historia donde un feo y extraño ser llegado del espacio exterior, conoce y se hace amigo de un niño terrícola, rompiendo las barreras de los prejuicios -generalmente son los niños los que no tienen estos prejuicios-. Prejuicios que al final del libro se ven reflejados, cuando personas adultas conocen a E.T.


Para terminar, creo que el tema que marcó Mary Shelley con su Frankenstein, donde un ser grotesco pero inocente, intenta encajar en una sociedad “normal”, siempre logra mover las fibras en las personas, pues nos hace reflexionar sobre lo predispuestos que estamos respecto a lo que es diferente, ya que estamos tan acostumbrados a los prototipos de personas, que muchas veces olvidamos lo esencial de los seres humanos.

Como dato curioso, William Kotzwinkle escribió una segunda parte sobre E.T. titulada "E.T.: The Book of the Green Planet (1985)".

sábado, 15 de julio de 2017

Verte - Jim Cardozo (Poema, maldito poema)

VERTE


Verte partir es suficiente para mí

Verte volver sólo sería un capricho cruel

Verte sonreír, sabiendo que te burlas de mí

Verte y entender que no tienes que volver

Verte para sentir que todo tiene su fin

Verte es todo lo que quiero ver



Verte huir, porque ya no te tengo aquí

Verte lastima mi ser, ¡qué castigo más grande es!



Verte duele, pero ¡qué daría por satisfacerte!

Verte a los ojos, obligándome al despojo

Verte fijamente, sin poder reconocerte

Verte, ya no quiero verte

Verte, verte, verte, verte



¡Vete!

jueves, 13 de julio de 2017

SOY LEYENDA - RICHARD MATHESON (RESEÑA)

SOY LEYENDA

TÍTULO: Soy Leyenda
AUTOR: Richard Matheson
TÍTULO ORIGINAL: I Am Legend
GÉNERO: Ciencia ficción, Terror
AÑO: 1954
PÁGINAS: 125


Y antes de que la ciencia hubiese destruido la leyenda, la leyenda devoraría la ciencia y todo lo demás.

I Am Legend es una novela de ciencia ficción con tintes de terror escrita por Richard Matheson en 1954. Aquí Matheson nos presenta una distopía post-apocalíptica donde un virus (pandemia) ha destruido a casi toda la humanidad, convirtiendo a las personas en una especie de zombies-vampiros. Pero una persona ha logrado salvarse de este virus e intentará sobrevivir en este nuevo mundo. El autor logra manejar perfectamente el mito del vampirismo de una forma moderna, pues aquí las personas se “convierten” en estos seres nocturnos gracias a una explicación científica. En 2007 se realizó una película que lleva el mismo nombre, la cual es una gran cinta, pero nada fiel al libro. Esta película fue protagonizada por Will Smith.

¿DE QUÉ VA?


Robert Neville ha logrado sobrevivir a una pandemia que ha acabado con casi toda la humanidad. Resguardado en su casa, ha combatido a los seres terroríficos en los que se han convertido las personas infectadas, pues estas ahora deambulan por las calles de noche buscando sangre humana. Neville adapta su casa para que sea toda una fortaleza: tablas en todas las ventanas, cerraduras en las puertas, espejos en el porche, rejas en el patio trasero, ajos -que cambia dos veces por semana- alrededor de la casa y cruces para espantar a los seres nocturnos que se acercan cada noche a su hogar para atraparle.

Neville cada día hace la misma rutina: verifica que su casa esté bien protegida, reúne provisiones, levanta los cadáveres que cada mañana aparecen al frente de su casa -luego los arroja en una fosa común donde un fuego ardiente engulle los cadáveres- y fabrica collares de ajo. También fabrica estacas, las cuales utiliza para exterminar a estos seres nocturnos que durante el día caen en una especie de coma, por lo que Robert aprovecha y va recorriendo casa por casa cazando a los adormecidos “vampiros”. Pero debe tener cuidado, pues después de las seis de la tarde debe estar en casa resguardado: es la hora en la que estas criaturas despiertan y salen a “cazar”.

Luego de haber perdido a su esposa y a su pequeña hija a causa de la pandemia, Neville en ocasiones es atormentado por este recuerdo, recuerdo que parece ser evitado únicamente por el whisky que toma cada noche y por la música clásica que escucha. Además, estos seres demoníacos se aparecen afuera de su casa cada noche. Hasta uno de ellos (Ben Cortman) le grita instándolo a salir, ¿Acaso razonan?

Aunque Robert Neville no tiene una formación académica excepcional, este se interesará por saber más sobre el virus que ha atacado a la humanidad, además quiere entender el comportamiento de los seres en los que se han convertido las personas. Por lo que se obliga a ir a la biblioteca a buscar todo libro de medicina que sirva para develar este misterioso virus, pues considera que el hecho de que estas criaturas aborrezcan los ajos, teman a los espejos, no salgan de día y teman algunas veces a los crucifijos, debe tener una explicación lógica y científica. Esta nueva faceta de su vida lo ayuda a despejar su mente y a salir un poco de su cotidianidad.

Durante tres años (1976-1979), Robert Neville logrará mantenerse en pie, a estas alturas su cordura pende de un hilo, pues no ha visto a otro ser humano y los recuerdos de su familia comienzan a atormentarlo nuevamente. Hasta que un día, aparece ante su casa un perro, pero lo sorprendente de todo es que es de día, y parece que al canino no le ha afectado todavía la bacteria (aquí Robert ya ha descubierto que es una bacteria en la sangre la causante de ‘convertir` a las personas en estas criaturas), pues Neville sabe que hasta los animales son propensos a la 'enfermedad'. Esto le hace volver a tener esperanzas nuevamente. (Este capítulo es desgarrador)

Cuando parece que todo está perdido y cuando Neville cree que nunca logrará entender esta “enfermedad”, se encuentra con una mujer durante su ronda diaria, la cual está caminando a plena luz del día, lo que hará que a Robert el corazón le dé un vuelco, pues estaba a punto de desfallecer. Pero Neville descubrirá que las cosas no son como aparentan ser y tendrá que enfrentarse a una verdad desgarradora: las bacterias también pueden mutar.

El nuevo mundo está presenciando el nacimiento de una nueva leyenda.


OPINIÓN

El final de este libro es increíble, pues no es nada predecible. Matheson logrará volcar la realidad sobre sí misma, provocando un intercambio de sentido entre lo que es normal y lo que es anormal, pues: “La normalidad es un concepto mayoritario. Norma de muchos, no de uno solo.”

En el libro podremos conocer cosas del pasado de Robert Neville, de su familia y de cómo poco a poco, el mundo se va yendo al carajo. Matheson escribe maravillosamente ciencia ficción y logra mezclar a la perfección este género con el terror. Aquí se nombrará a Bram Stoker y esto es especial para los amantes del vampirismo. La ambientación es exquisita y aunque considero que la historia merecía más páginas, en las cuales se pudiera contado más acerca de cómo colapso el mundo y avanzó el virus, creo que Matheson acertó una vez más; pues es un amante de lo conciso y es capaz de expresar todo lo que quiere en tan pocas páginas.

Los pocos personajes que van apareciendo en el libro son verosímiles y las situaciones son imaginables y casi palpables, la lectura es amena y rápida. Sin duda es un excelente libro que, si pueden leer alguna vez, no duden en darle una oportunidad.


Por último, se han hecho varias adaptaciones cinematográficas de esta historia, en 1964 se realizó una película con el título The last man on Earth, siendo la primera y una de las más fieles del libro, pues I Am Legend, en la que sale Will Smith, únicamente toma el tema central de la trama, de resto se aparta totalmente del libro, aunque no deja de ser una película interesante.

martes, 11 de julio de 2017

LA CASA INFERNAL- RICHARD MATHESON (RESEÑA)

LA CASA INFERNAL

TÍTULO: La casa infernal
AUTOR: Richard Matheson
TÍTULO ORIGINAL: Hell house
GÉNERO: Terror
AÑO: 1971
PÁGINAS: 317


Hell House es una novela de terror sobrenatural escrita por Richard Matheson en 1971. Este libro trata el tema de las casas embrujadas que, por la época, junto con la posesión demoniaca, tomaba mucho auge, pues se publicaron varios libros concernientes a estos temas. Si bien Shirley Jackson ya había hecho una novela similar en los años cincuenta (La Maldición de Hill House, 1959), Matheson en su libro muestra un toque más oscuro, incluyendo profanaciones religiosas y perversiones carnales, cosa que en el libro de Jackson se omite, pues allí se narra la historia de manera menos explícita y más encaminada hacia lo psicológico.

¿DE QUÉ VA?

Willian Reindhart Deutsch es un millonario muy enfermo que antes de morir quiere saber si existe la vida después de la muerte, para ello ha comprado una casa ‘embrujada` (la Mansión Belasco) y pretende enviar allí a un grupo de investigadores cualificados para que develen este misterio. Los elegidos son: el doctor Lionel Berrett, un ‘parapsicólogo`; su esposa Edith, la cual parece no poder separarse de su esposo; Florence Tanner, una espiritista y médium espiritual[1]; y Ben Fischer, un médium físico[2], el cual es el único sobreviviente de la Mansión Belasco, pues veinte años antes se hizo la última expedición a la casa y Fischer fue el único que salió ileso.

Cada uno tiene sus propias razones para asistir a esta misteriosa casa, razones que al final serán cruciales para mantenerse dentro de ella. El grupo tendrá únicamente una semana para comprobar las exigencias de Deutsch.

La Casa Belasco se ubica en una región apartada de Maine, para llegar allí se debe sortear una carretera casi abandonada y en sus alrededores no hay ningún asomo de civilización. La casa se encuentra rodeada de un bosque que la mayor parte del tiempo expide una niebla extraña que no permite ver mucho a su alrededor, también hay un pantano hediondo muy cerca a la entrada principal.

La historia de la Casa Belasco es espeluznante: Emeric Belasco vivió en esta casa durante los años veinte, aquí desarrolló su gusto por lo pecaminoso; amigo de la clase aristocrática, Belasco se reunía en su pequeña guarida para cometer actos obscenos con sus invitados, incitándolos a que sacaran todo lo retorcido que concibieran sus mentes (los 120 días en Sodoma del marqués de Sade se quedaba corto) mientras Belasco se deleitaba con estos espectáculos. Al final fue tanto el frenesí de sus invitados, que Belasco los aisló en la casa; cubrió todas las ventanas de la mansión y no dejó que nadie saliera de allí, hasta que las personas comenzaron a cometer actos de canibalismo. Al final, Belasco despareció antes de que llegaran a la casa a investigar lo que pasaba allí y se encontraran con una carnicería enfermiza. 

Dos expediciones de investigadores intentaron resolver los fenómenos ‘paranormales` de la casa previamente, pero ninguna de las personas que se involucraron en estas investigaciones logró salir ilesa de la casa (excepto Ben Fischer). No por nada se consideraba el 'Everest' de las casas encantadas.

Desde el primer día que llegan a la mansión, los cuatro ‘expedicionarios` comienzan a percibir un aura extraña dentro de la casa. Pero la que toma la iniciativa de contactar a las fuerzas sobrenaturales que se encuentran allí es Florence Tanner, quien a su vez es la primera que comienza a experimentar fenómenos paranormales que le harán ir cambiando su manera de actuar, por lo que Florence intentará justificar esto desde su punto de vista espiritual, ya que esta tiene unas fuertes creencias religiosas.

Por su parte, el doctor Lionel Barrett se muestra incrédulo a las afirmaciones de la señorita Tanner, pues este intenta probar una teoría que ha estado construyendo durante veinte años: que los fantasmas y los fenómenos paranormales no son otra cosa que el producto de la Radiación Electro Magnética (“energía”) que dejan los cuerpos en ciertos lugares, energía que con el tiempo se puede manifestar a merced de la persona que la utilice consciente o inconscientemente.

Florence y el doctor Lionel se enfrentarán frenéticamente por ver quién tiene la razón, lo cual no será nada conveniente para sobrevivir en “La Casa Infernal”. Por su parte, Ben Fischer se presenta cauto y prefiere esperar hasta que sea prudente comenzar a desplegar sus “poderes”, pues este es el único que ha visto a los horrores que puede cometer la casa. A su vez, la esposa del doctor Lionel también comenzará a sentir una presencia extraña que la vigila, y sus secretos de un pasado turbio comenzarán a salir a flote.

Al final, los personajes descubrirán una verdad realmente espeluznante: La Casa Infernal les ha permitido entrar en ella, pero ¿los dejará salir?


OPINIÓN

Richard Matheson definitivamente fue un prócer de la literatura de terror, el cual podía hacer exquisito lo simple, por algo es considerado uno de los escritores de mayor influencia para autores del género tales como Stephen King, Ray Bradbury o Dean Kootz. Esta novela sienta las bases para el terror contemporáneo, pues lo que ahora leemos en el campo de lo sobrenatural se lo debemos en gran parte a Matheson, ya que este pudo "aterrizar" lo que otros autores más “clásicos” (Ej. Shirley Jackson) habían comenzado.

En Hell House podemos ver una narrativa agradable, cómoda para el lector, donde tanto los momentos de tensión como los momentos llanos, nos hacen sentir amenos con el libro. Matheson nos transmite lo que realmente quiere con este libro, sabe manejar los tiempos y logra sacar algunos sustos.

Para las personas exigentes: evidentemente este libro posee varios “clichés” respecto al tema que toca, pero esto se debe a que, como dije antes, Matheson con este libro sentó unas bases para el género, por lo que aquí podremos ver de primera mano cómo fue que comenzó prácticamente ‘todo` (ojo, con esto no quiero decir que Matheson sea el padre del terror paranormal ni mucho menos, quiero decir que aportó muchísimo al terror contemporáneo que vemos en nuestros días). 

Por cierto, el hecho de que se den tantos datos científicos y “espiritistas” (por decirlo de alguna manera), le da un toque de credibilidad a los hechos que nos cuenta el autor, otro punto a favor para Matheson. En definitiva, es un excelente libro que debemos tener en nuestra estantería, y que todo amante del terror debe leer.

Respecto a esta novela, Stephen King dijo: “Es la novela de casa encantada más terrorífica jamás escrita”. También se dice que influyó al autor para escribir “El Resplandor” (1977).


Por cierto, llegaron a hacer una adaptación cinematográfica en 1973 llamada The Legend of Hell House. El guion de esta película estuvo a cargo del mismo Richard Matheson. Fue dirigida por John Hough y cuenta con la presencia de Clive Revill y Roddy McDowall. No me la he visto así que no puedo opinar, pero ahí está el dato.





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[1] Que puede contactarse con entidades espirituales, pero únicamente mediante su mente.
[2] Que puede contactarse con entidades espirituales mentalmente y físicamente.

domingo, 9 de julio de 2017

TEORÍA DEL ÁNGEL

EL ÁNGEL CAÍDO


Lucifer, cuyo nombre es de origen latino y significa “portador de luz”, fue el querubín/arcángel más glorioso, bello e iluminado de toda la Creación; mas, por su orgullo y arrogancia, intentó igualarse al mismo Dios y condujo a un grupo de ángeles a rebeldes contra Este, para finalmente ser derrotado por el arcángel Miguel y caer a las profundidades del infierno, sitio que habría de gobernar hasta que sea destruido finalmente en el Juicio Final. Usualmente representado bajo el título de la “Estrella de la Mañana”, Lucifer, “el primer pecador”[1].

LA TEORÍA DEL ÁNGEL


A continuación, transcribiré un fragmento del libro Legión de William Peter Blatty. Debo transcribirla, ya que me ha dejado realmente impactado, más cuando comienzas a hacerte ideas “conspiracionistas” sobre el origen del ser humano.

<<Aliosha acompaña a algunos muchachitos a un cementerio, a la tumba de su compañero de clase Ilusha (…) este fue maltratado por ellos con anterioridad porque… bueno, era extraño (…) pero después, cuando murió, comprendieron por qué Ilusha se había comportado del modo que lo había hecho y lo valiente y cariñoso que era. De modo que ahora Aliosha (…) hace un pequeño discurso a los muchachos junto a la tumba de Ilusha y, sobre todo, les dice que cuando ellos crezcan y se enfrenten con las maldades del mundo, siempre deberían retroceder y acordarse de ese día, recordar la bondad de su infancia (…) esa bondad que es básica en todos ellos; esa bondad que no se ha deteriorado. Aunque sea sólo un recuerdo en sus corazones, les dice, puede salvar su fe en la bondad del mundo.

(…)

Quizás ese único recuerdo nos pueda evitar el mal y reflexionemos y diremos: sí, yo fui valiente, y bueno y honesto entonces (…) Aliosha les dice algo que es vitalmente importante: “(…) sed bondadosos.” Y los muchachos, todos le aman.

(…)

Eso es lo que Cristo debió significar (…) acerca de la necesidad de ser como niños para que podamos entrar en el reino de los cielos. No sé. Pudiera ser.

(…)

Lo principal es Aliosha cuando dice: “Sed bondadosos.” A menos que lo seamos, la evolución no funcionará; no llegaremos allí (…) los físicos están ahora seguros (…) de que todos los procesos de la Naturaleza formaron parte, en otra época, de una fuerza única, unificada (…) yo creo que esta fuerza era una persona que hace mucho tiempo se destrozó en fragmentos en su anhelo de dar forma a su propio ser. Esto fue la Caída (…) el Big Bang: el principio del tiempo y del universo material cuando uno se convirtió en muchos…, en legión. Y por eso Dios no puede interferir: la evolución es esta persona que crece para volver a sí misma.

(…)

- ¿Quién es esa persona? (…)
- ¿No lo adivinas? (…) Nosotros somos el Ángel Caído (…) nosotros somos los Portadores de la Luz. Nosotros somos Lucifer.

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Al final de este pequeño fragmento sucede algo paradójico que cierra el libro de una manera espectacular, es sobre el cocinero que les está sirviendo las hamburguesas a los que sostienen la conversación; dicho cocinero es hosco y malhumorado, hecho que no pasan desapercibido los presentes, pero al final el cocinero los sorprende, pues en definitiva todos tenemos un Aliosha dentro que mantiene la esperanza y la bondad en el ser humano. Magnífico.




[1] http://www.demonologia.net/lucifer-el-angel-caido/